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Filatelia: la reina de las colecciones

Según la definición de algunos sicólogos, el coleccionismo es el arte de reunir cosas inútiles para ordenarlas de acuerdo a un sistema preciso y conferirles un valor determinado. Esto puede aplicarse a la filatelia, ya que un sello usado era de verdad un objeto totalmente inútil: Un "vale por" para obtener la prestación de un servicio postal ya no servía de nada una vez usado para ello. Sin embargo, con el pasar del tiempo la causa inicial de este hobby se ha transformado pues el impulso que motiva a una persona a coleccionar sellos responde a un estímulos de todo tipo.


En primer lugar existe un motivo estético pues el sello se convirtió en algo cada vez mejor elaborador, más bonito, variado y elegante. Muchos diseñadores gráficos y artistas han sido parte de algunas colecciones.

En segundo lugar, el sello es por lo general pequeño, lo que facilita su colección, intercambio, almacenamiento y compra. En otras palabras, es un coleccionismo que no ocupa mucho espacio físico.

En tercer lugar, se colecciona sello por su valor histórico, ya sea por su fecha de impresión, como por los motivos que refleja en pocos milímetros cuadrados. De hecho, es posible hacerse una idea de la idiosincrasia, los avances técnicos y sociales, la flora y fauna, la tecnología, el folklore o la geografía del país que los emite.

En cuarto lugar y muy vinculado al anterior, el coleccionista puede "viajar" por el mundo y ver estimulada su imaginación cuando echa una mirada las páginas de un álbum filatélico, traspasando las fronteras del tiempo y el espacio sin  moverse de su hogar.

El sello filatélico no es un pequeño trozo de papel cualquier; aún cuando ya ha sido usado y ya no sirve para franquear otra carta o postal, pues conserva en sí mismo el valor de ser un elemento que enseña, asombra y transmite cultura.

En sus inicios en la década de 1850, la filatelia era conocida como el "hobby de los reyes" pues la mayoría de los coleccionistas eran miembros de las casas reales, pero 180 años después la filatelia se ha convertido en la "Reina de las colecciones".

Una pintura para el filatelista

El coleccionismo de sellos postales se consideró inicialmente como un hobby “de la realeza” o “de las clases privilegiadas”, quizás por el hecho de que en la segunda mitad del Siglo XIX eran pocos los que sabían leer y escribir, así como con el dinero suficiente para viajar y enviarse cartas, postales o encomiendas.

Sin embargo, a partir del final de la Primera Guerra Mundial este coleccionismo se expandió a otros sectores de la sociedad, especialmente en Europa. Es así como la llamada “época dorada” de la filatelia se considera a partir de 1925 y hasta fines de la década de 1970.

En medio de todo ello, es poco frecuente que algún artista haya plasmado en alguna obra algo vinculado con el filatelismo… pero hay excepciones. 

Es así como la pintura “El Filatelista” (“Le Philateliste”, 1929), de Francois Barraud (1899-1934), representa a un hombre revisando su colección, acompañado de una mujer que le entrega un sobre que se apresta a revisar. A su alrededor es posible ver varias hojas con sellos clasificados, una pinza, el álbum filatélico y la lupa de observación.

Así que... los filatelistas tenemos una pintura en nuestro honor.